lunes, 2 de agosto de 2010

La soledad es como la compañía que siempre buscas y que nunca la encuentras, a pesar que siempre está a tu lado, susurrando a tu oído que estás solo, que no existe nadie más que tu y ella, a vista de todo el mundo. Es aquella que va contigo a todos lados, de la mano de tu sombra, que cuando volteas para abrazarla ves que no hay nadie a tu lado a más de un centenar de extraños que miran a través de ti. Es aquella que nunca dice si, ni cuando la propuesta venga de ella, teniendo como aliado a un rotundo “NO”, a ese que siempre lastima, aquel que aniquila tus ganas, tus sueños, etc.
La soledad se la puede comparar con el hombre que siempre se soñó y que nunca llegó por no atreverse a aceptar una decepción, esperar en el mismo lugar, que un día de esos te regale una mirada, y así sonreír un segundo, para vivir un momento y dejar de morir un instante. Es darle un beso a la ausencia con desesperación, es querer imaginar que vuelas cuando tienes un ancla atada a tus pies, es querer soñar que te sumerges en miel cuando estás hundido en tus miedos futuros, vigilado por todos tus rencores e incertidumbres. También es mirar por la ventana de tu habitación en una tarde lluviosa, y divisar a lo lejos la silueta de un sujeto que se dirige hacia tu casa con toda su familia y cuando lo puedes reconocer te das cuenta que eres tu, que son tus sueños que un día mandaste a volar por considerarlos absurdos y que hoy te vienes a reprochar lo que nunca serás.
La soledad es como una sincera enemiga, que jamás te miente ni cuando lo hace, es aquella que te dice mirándote a los ojos lo que tu nunca escuchaste cuando te lo dijo el mundo, es la ramera de la esquina que te quita el sueño, y que nunca puedes tenerla porque el dinero no le interesa sino lo que tu jamás tuviste porque el pasado te lo robó. Es como encontrarse un rio en la nada, que no tiene principio ni fin, cuando estás parado en medio de el, mirando como el sol se refleja en sus aguas grises y frías, con un toque de sutileza y algo de paciencia, para entender el por qué de que?, estas aquí, porque Dios te puso en este lugar y no en aquel lugar donde dices que se es feliz sin felicidad y te aman sin odiar.
La soledad es estar en las cosas que odias, para que así pienses en mi un momento auque sea para maldecirme, para robar tu atención un segundo y amargarte el día, porque no te has dado cuenta que me llevas dentro de ti. Es escuchar una canción y dejar que una lagrima te queme el rostro mientras se dirige hacia tu boca, para averiguar si aun sobrevive el recuerdo de tus besos que un día no te permitieron acercarte a otros labios, es darse cuenta que aquella canción es la siempre odio. Es aferrarse al ayer por el miedo a lo que el mañana te puede dar y lo que te puede quitar.
La soledad es el camino más directo al infierno, con escalas en tus errores, en tus pasiones, en tus aciertos, etc. extrayendo de cada uno de ellos el más atroz, para que sean tus verdugos en la penumbra de este trajinar que algunos llaman vida..

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